EL ROL DEL ABOGADO COMO ASESOR DE EMPRESAS: UNA REFLEXIÓN CRÍTICA
En el ejercicio de la abogacía, a menudo nos encontramos atrapados en un ciclo de litigios que, aunque lucrativo, no siempre es lo mejor para las empresas ni para sus empleados. Desde sus orígenes, nuestra profesión de advocatus ha estado marcada por el litigio. Sin embargo, se ha desvirtuado una función de vital importancia: el asesoramiento jurídico. A través del estudio sistemático del ordenamiento legal, el abogado debería exponer de manera clara y accesible los principios generales del Derecho, traduciéndolos en conceptos comprensibles que guíen las decisiones de nuestros clientes.
El Litigio: Un Enfoque que Debemos Reevaluar
Es innegable que el litigio puede ser una vía atractiva. La posibilidad de ganar un juicio, de obtener una compensación significativa para un cliente o de conseguir una sentencia favorable puede ser gratificante. No obstante, este enfoque también conlleva importantes riesgos. Las empresas que ven a sus abogados solo como defensores en los tribunales a menudo terminan enfrentando costos judiciales y extrajudiciales significativos, desvirtuando así los objetivos de la consulta inicial.
La práctica constante en litigios nos dota de un conocimiento tal que, a través del razonamiento crítico, podemos prever las consecuencias de iniciar un largo proceso judicial. Es como si «viniésemos del futuro». Sin embargo, a pesar de esta capacidad predictiva, nos embarcamos en prolongadas contiendas judiciales, donde los costos no se limitan solo a los honorarios legales. Existen costos ocultos, como la pérdida de tiempo y el desgaste emocional del cliente.
En el ámbito del derecho laboral, el impacto es aún más profundo. Las relaciones laborales se deterioran irreversiblemente. Cada juicio representa una pérdida de confianza, un deterioro en la cultura organizacional y una disminución en la productividad.
Como abogados, debemos ser autocríticos. Nos hemos acostumbrado a intervenir solo cuando los problemas ya están presentes, y este enfoque reactivo es, en muchos sentidos, una traición a nuestra verdadera misión. Nuestro deber no es solo litigar, sino también prevenir que los conflictos surjan.
El Valor del Asesoramiento Preventivo
El asesoramiento preventivo es clave para ayudar a las empresas a construir ambientes de trabajo saludables y productivos. Esto implica colaborar con directivos y empleados para establecer políticas claras de comunicación, crear espacios seguros donde se puedan expresar preocupaciones y fomentar una cultura de colaboración. Promoviendo una cultura de diálogo abierto, ayudamos a prevenir el agotamiento, el estrés y los conflictos que eventualmente pueden derivar en litigios.
Costos del Litigio vs. Inversión en Prevención
Las empresas que invierten en asesoramiento preventivo suelen descubrir que estos gastos se traducen en ahorros a largo plazo. Implementar políticas de recursos humanos efectivas, realizar capacitaciones en liderazgo y fomentar la responsabilidad social empresaria son pasos que mitigan los riesgos legales y mejoran el clima laboral.
Hoy, las empresas requieren profesionales del derecho que sean creativos, versátiles, ágiles, componedores, prácticos y que comprendan las nuevas tecnologías. Ignorar este aspecto preventivo de nuestra profesión significa exponer a las empresas a demandas que podrían haberse evitado. No solo hablamos de costos directos, sino también de impactos negativos en la reputación de la empresa, en el compromiso de los empleados y, finalmente, en la viabilidad del negocio.
Un Llamado a la Acción
Es hora de que los abogados laborales adoptemos un papel más proactivo en la gestión del capital humano. Necesitamos reeducarnos a nosotros mismos y a nuestros clientes sobre la importancia del asesoramiento preventivo. Las empresas no son solo entidades económicas; deben ser espacios donde se valore el bienestar de los empleados, donde prime el trabajo en equipo, el respeto, la empatía y la escucha activa.
En lugar de ser meros facilitadores de conflictos entre empleados y empresas, debemos convertirnos en socios estratégicos en la creación de ambientes laborales saludables. El cambio comienza por nosotros: reflexionemos sobre cómo estamos asesorando y busquemos formas de construir un futuro laboral más prometedor.
Reflexión Final Aunque el litigio es una parte inevitable de nuestra profesión, no debe ser nuestra única herramienta. La abogacía laboral debe evolucionar hacia un enfoque que priorice la prevención y el bienestar. Solo de esta manera podremos honrar verdaderamente nuestro rol en la sociedad y contribuir a la creación de un entorno laboral saludable y productivo.
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